Por estas fechas tan especiales se suele hacer una recopilación de logros o propósitos.
Pero como señalé la semana pasada, voy a desmarcarme un poco de esa tradición.
Me gustaría terminar el año compartiendo aquellas experiencias trascendentales que mantuvieron mi ilusión y que me ayudaron a no perder la esperanza en este sueño de convertirme en escritora.
Además, con cada artículo haré algo especial: liberaré aquellos libros que en este 2017 formaron parte de mi biblioteca. En un lugar único. Para que los encuentres, los disfrutes, y te animes a compartir conmigo qué te ha parecido su lectura.
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Continúo este divertido plan con un mapa emocional muy especial.
En esta sección acostumbro a describir espacios en los que estuve, que formaron parte de mis viajes y que me sirven de escenarios para escribir.
Esta vez voy a hablarte de una ruta que en momentos de melancolía, tristeza o incluso incertidumbre, me sirve siempre de inspiración.
Tal vez estuviste antes y no te pareció tan utópico. Pero todo puede cambiar según el corazón con que se contemple.
Así que te invito a ir de nuevo, con la compañía de una buena lista de reproducción musical, un paraguas (por si acaso), y que te dejes impresionar.
A veces el alma necesita reencontrarse para conocerse a sí misma.
Estamos en la zona vieja de la ciudad de Santiago de Compostela. Empezamos por la Alameda.
Cuando visitas este parque, lo típico es hacerse una foto junto a las Dos Marías, fijarse en la amplia colección de especies arbóreas, o caminar bajo el arco triunfal hasta el árbol de los enamorados y contemplar la Catedral.
Aunque para mí, lo más cautivador es subir las escaleras de la Capilla de Santa Susana, deambular entre el perfume de las flores y el sonido de las hojas, e ir hasta el mirador del Paseo da Ferradura para ver atardecer.
Pero si algo tiene esta ciudad, es que sus calles te transportan a otro tiempo, a otro lugar.
Y hay un sitio en concreto en el que creerás que has viajado a una época diferente: El Casino.
Entra, tómate un café, y si por casualidad alguien toca el piano, quédate un buen rato y no mires la hora.
En el Café Casino las agujas del reloj se detienen para que vivas el momento.
¡Ah, las librerías! Siempre regreso a ellas. Cientos de mundos por conocer, por descubrir.
Si te permites ser aventurero, Santiago tiene una tienda de volúmenes antiguos que te robará el aliento. Vetusta, en la Rúa Nova.
Observa sus estanterías, sus paredes raídas, el olor a papel viejo. Que tus manos se deslicen por las tapas de piel y brocado. Por sus reliquias.
Y ante todo, llévate algún ejemplar. Será uno de esos tesoros que te pertenecerán toda la vida.