Este fin de semana ha sido increíble.
Desde que empecé a publicar en esta página, los que os pasáis por aquí, sea de modo casual o regular, sabéis que tengo una manera muy peculiar de inspirarme para escribir.
Los llamo mapas emocionales, lo recalco para los despistados que no se han fijado en el título de esta sección 😉 , y suelo adjudicárselo a esas rutas de búsqueda de documentación y de localizaciones para la novela, o las mecánicas de inmersión emocional que despiertan el clic para mi inspiración.
A veces basta con una canción, con rodearme de otras fuentes artísticas o escritas, ¡incluso con una película!
Y otras, con un maravilloso viaje.
Este fin de semana estuve en un lugar especial que tendrá una enorme repercusión en la historia de mi primera novela.
Es difícil a veces de explicar este tipo de emoción que nos hace a los escritores ver la vida de un modo curioso y particular, pero esa es la chispa que enciende nuestro entusiasmo y nos empuja a escribir.
Así que te animo a que pongas atención, y cuando puedas haz este viaje. ¡No te arrepentirás!
Tui.
Dicen que no hay nada como descubrir Galicia con lluvia. Y es cierto.
Tui, ciudad histórica que además fue antigua capital de provincia cuando era Galicia un Reino, es una aldea de roca y piedra, de musgo y niebla.
Está construida sobre la ladera de la comarca del Bajo Río Miño, y su zona vieja te transportará a otro momento, a otra época.
El agua rueda (sí, rueda como si un riachuelo se colara por sus calles) por los suelos de losa, y sus casas parecen sacadas de un cuento medieval.
Tal vez te parezca pequeña, o sin mucha vida. Pero es que tienes que apreciarla desde otra perspectiva.
Tui es un pueblo que debes valorar por su tranquilidad, por ese silencio que no vive con apuro. Por esa calma que la detiene en el tiempo.
Castro de Santa Tegra.
Era importante que pisara este sitio.
La documentación que pude sacar de esta visita fue necesaria para el desarrollo de mi historia.
Pero no solo era el aprendizaje. La localización también fue fundamental.
Si te apasiona la historia en general, y la gallega en particular, déjate maravillar. Mientras subes monte arriba hacia el castro, avanza con precaución y disfruta de las vistas.
El castro tiene una reproducción exacta de las antiguas viviendas, y pasear por las viejas piedras te permitirá creer que por un momento eres un antiguo guerrero celta.
¡Ah! Y mira a tu alrededor. ¡Sobran las palabras con las que describir semejante paisaje!
Camino por las Rías baixas.
Y cuando regreses a casa, haz el recorrido en carretera. Bordea la costa, y si es con mal tiempo, mejor.
Llovía, como cualquier típico día de invierno en Galicia, pero por suerte, las nubes estaban altas en ese cielo encapotado, y pude distinguir todo el océano infinito mientras las olas altas chocaban con fuerza contra el acantilado y sus crestas salpicaban la carretera de agua.
Contemplar el faro de Baiona, en lo alto de la cima de roca en medio de esa inmensidad, fue impresionante.